viernes, 2 de diciembre de 2016

Demolición Torre Antigua, Hospital de Coquimbo: la ruina y el regreso del tiempo a la ciudad.

El Hospital de Coquimbo fue construido a comienzos de la década del ´70 por la Sociedad Constructora de Establecimientos Hospitalarios, junto a la Carretera Panamericana, momento en que la ciudad desconocía aún el futuro período de expansión urbana motivada por el turismo y el comercio, de manera que la edificación de cuatro pisos, además de levantarse como uno de los hospitales más modernos del país, surgió dentro de la trama de relaciones entre soporte físico y experiencia de la ciudad, como un hito relevante para los habitantes de la Comuna: su ubicación en la ciudad de Coquimbo prefiguraba lo que posteriormente se fue reforzando con el desarrollo de obras de infraestructura vial: un límite urbano en el imaginario colectivo, desde donde se entra a la ciudad y desde donde se sale de ella, ciudad imaginaria que tiene por soporte geográfico la Península de Coquimbo. La imagen de ese límite estaba nutrida por la presencia de la que con el transcurso del tiempo se llamó “la Torre”, y que con la construcción posterior de una nueva edificación inaugurada el año 2010, pasó a llamarse “Torre Antigua”.

La “Torre Antigua”, que ya había resultado dañada por el terremoto del año 1997, con el sismo del 2015, superó su capacidad de respuesta de forma tal que los daños provocados en su estructura la hicieron irrecuperable, y se decidió su demolición. Hubo un período de un año en que la Torre estuvo desmantelada, abandonada, conformando un paisaje de destrucción que testimoniaba la catástrofe sucedida, el símil de una ruina, pero sin serlo, porque, en palabras de Marc Augé, si bien evocaba el paso y la lenta acción del tiempo, su tiempo no escapó a la historia como el de la ruina, sino que la historia lo mató, y su muerte tiene la fecha precisa de la catástrofe del 16 de septiembre de 2015. Una vez que comenzaron las obras de demolición de la Torre (y que aún no terminan, nunca terminan), ese paisaje de destrucción y su condición aparente de ruina, entraron en una suerte de paradoja, ya que se empieza a cubrir lentamente de un segundo acto destructivo, la destrucción de la destrucción, cuya temporalidad pausada abrió una posibilidad inimaginable en otras circunstancias: su lentitud ha permitido que todos podamos presenciarla y con eso, tener la experiencia de todos esos pasados múltiples e indefinidos que tuvieron lugar allí, y no sólo allí, también en la ciudad entera porque hemos estado siendo testigos de cómo la imagen de la ciudad se está volviendo otra. La dinámica de las ciudades contemporáneas, y en un sentido más genérico, de la rutina, donde el tiempo es un presente continuo de pura circulación, consumo y sustitución indefinida, es suprimida por un instante para el transeúnte al encontrarse con esta ruina momentánea, obra de demolición y paisaje destructivo, a la vez que futura obra de reconstrucción y paisaje de la incertidumbre, una amalgama del paisaje del deseo, devolviéndole al cuerpo de la ciudad y al cuerpo de sus habitantes, el tiempo perdido.



miércoles, 25 de mayo de 2016

Casa de Luis Peña, Arqto. Miguel Eyquem Astorga (1980)








Del cielo abovedado a la columna exenta.

En todos los artículos que refieren a la casa Peña se enfatiza el cielo abovedado de hormigón desde los distintos afluentes que lo concibe el arquitecto M. Eyquem –como resumidero del sistema estructural de pórticos utilizado, o como el elemento que permite la apropiación del paisaje lejano en tanto que sucesión de profundidades desplegadas al igual que los cordones montañosos en una suerte de horizonte interior-, y así lo postulo por ser todos ellos textos de su autoría, a excepción de la publicación de David Mackay[1]. Mas en el plano de la representación gráfica, integrado por croquis, planimetría e isométricas explotadas del arquitecto, además de plantas de las que no se declara su procedencia, y fotografías, es el suelo el que aparece descrito con presición e insistencia, quedando el cielo con un carácter, más bien, de lirismo retórico inabarcable. Así, queda patente por reiteración esta dicotomía entre texto escrito y texto visual, ambos a cargo de discursos distintos. El único testimonio visual de la incidencia del cielo en el suelo son las secciones de las columnas de los pórticos, quizás por el evidente hecho de ser los elementos que unen ambas superficies. Sin embargo, resulta complejo intentar entrever el fundamento de las bóvedas en el suelo en su condición física y situacional. Es aquí donde hago una primera detención aproblemada ante la obra: el suelo, ¿da cuenta del cielo abovedado –en tanto que elemento mensural- y de las relaciones que posibilita? Y si nos apoyamos en el supuesto de que ello sí ocurre y que lo hace desde el reducto más básico de su vínculo, las columnas, ¿cómo es que acontece desde ellas?
Es en la experiencia de la obra donde me propuse avizorar qué tan dialéctico es este diálogo, y si es que realmente ocurre como tal. La hipótesis en la que he fundado mi levantamiento versa de la columna exenta como punto de tensión entre los planos de suelo y cielo, que en el acto de hacerse presente manifiesta la unidad de la que hacen parte. Sólo me queda superar lo anecdótico y verificar qué pasa con ellas y cómo acaece.

(1) Isométrica de la obra obtenida en: Eyquem, Miguel; "Abstracción del espacio discontinuo", en: Rev. CA, Nº 51, 1988, pp. 54.




(2) Levantamiento en terreno de la obra a base de huincha de medir y relaciones proporcionales en altura. Hecho con lápiz grafito y delineado con tinta para su mejor visualización.




La columna exenta en el recinto detenido.

Preciso la columna exenta como toda aquella que no se encuentra adosada al perímetro de cierro del volumen general. En su definición no sólo interviene la acepción de la adjetivación, sino también, la información publicada de la obra, donde siempre que aparecen las columnas dibujadas más allá de su sección en planta, son algunas las representadas y coinciden con esta condición de aislamiento. A partir de este doble afluente podemos hacer una distinción básica: las hay exteriores e interiores. Las exteriores en su mayoría hacen parte del corredor porticado por el norte, quedando dos al surponiente para formalizar el pórtico de acceso a la cocina-comedor. Ambos recintos se enfrentan desde los ángulos truncados del cuadrado que es la planta, al entorno en una lateralidad en la forma y el recorrido, construyendo el borde que precede a las laderas descendentes del cerro en el que se emplazan, una suerte de umbral habitable entre el paisaje lejano de planos superpuestos y el cerro inmediato en su masa espacial y material. El paisaje se habita desde el escorzo y las columnas en su vertical determinan el ritmo del acto de habitarlo en su apropiación visual, siempre en la brevedad de la detención durante el recorrido de los largos. La columna da lugar a la detención por subdivisión mensural de la exposición y es en esta aislación que se hace única y notable. No sólo hay acotación de la extensión por los planos que emergen de la horizontal, suelo y cielo, sino que también por los elementos que densifican los frentes verticales.
En cuanto a las columnas interiores, todas ellas se hayan adosadas a la galería diagonal en rampa y, casualmente, 3 –de 4- siguen al muro que la apoya. Aquí sucede lo mismo que en los pórticos exteriores: formalizan una longitud que hace frente a los recintos o situaciones contiguas en detenciones transversales.
Ahora vemos con nitidez que en la representación isométrica de la casa está la necesidad de dibujar la columna para constituir a partir de los elementos básicos el recinto que hacen parte. Es la exenta la que tiene la propiedad de conformar.



[1] Mackay, David; La Casa Unifamiliar, Ed. GG, Barcelona, 1984, pp.58-59.

viernes, 8 de abril de 2016

Deterioro del Barrio Patrimonial Almagro, La Serena: Vulnerabilidad y resistencia ante desastres socionaturales

Introducción (1)

El Barrio Almagro de la ciudad de La Serena está ubicado en la ribera sur de la desembocadura del río Elqui en toda la extensión de la calle Almagro, arteria fundacional de la ciudad. Se encuentra inserta en su Zona Típica por el límite norte y es un barrio fundamentalmente residencial. Sus habitantes son de la tercera edad y son propietarios de sus viviendas, construcciones de adobe que en la actualidad se encuentran con un significativo deterioro tanto estructural y material, como en sus instalaciones de servicios y sistemas de protección, situación que se ve agravada por su tipología arquitectónica de fachada continua.

En este contexto, se han ido configurando diversos escenarios de riesgo a partir de distintos elementos que tienen relación en gran parte con la forma de desarrollo que ha adoptado la ciudad, y con los marcos normativos que han condicionado en buena medida estos procesos. Es urgente atender y abordar los elementos de vulnerabilidad del barrio ante la posibilidad de ocurrencia de un evento desastroso, sobretodo en este momento, que tras los sucesivos acontecimientos catastróficos que han tenido lugar en la ciudad durante el año 2015 (terremoto y tsunami, temporales e inundaciones, incendios en zonas urbanas), la situación de vulnerabilidad del territorio se ha agudizado y ha comprometido el bienestar y desarrollo de las comunidades. Para ello hay que analizar en una primera instancia los factores de vulnerabilidad social y ambiental que mantienen expuestas a las comunidades del barrio Almagro, para así posteriormente determinar posibles vías para aminorar sus niveles desde una perspectiva preventiva y de mitigación de los riesgos. En estas etapas del ciclo del desastre potencial anteriores a su ocurrencia, es fundamental incorporar participativamente a todos los actores sociales involucrados, ya que, tal como lo demuestran las recientes experiencias de desastres socionaturales en el país y en localidades extranjeras, esta es la forma más efectiva y sustentable en el tiempo de hacer frente a las situaciones de riesgo y acontecimiento mismo de los desastres. Son las propias comunidades las que viven la realidad cotidiana de sus territorios y por esto, son las que poseen un conocimiento de su entorno asociado a prácticas de resistencia ante el medioambiente cambiante.


Vulnerabilidad desde la paradoja: cómo la normativa de protección del Barrio Patrimonial deviene fomento de su deterioro

El Barrio Almagro desde su origen se ha configurado como un sector residencial asociado a los lugares de trabajo de sus habitantes. La fábrica CCU ubicada en el mismo Casco Histórico, actualmente desocupada, le proporcionó a sus trabajadores viviendas, construyéndose la Población Floto que es parte del Barrio. La erradicación de la fábrica junto con el envejecimiento de la población han contribuido de forma importante a la obsolescencia urbana del barrio, ante la pérdida de las principales actividades económicas que lo dinamizaban y relacionaban con el resto de la ciudad, de manera que en su ausencia, el sector ha quedado relegado a la periferia transformándose  en un límite territorial. Esta condición de margen se ha construido intersubjetivamente por los habitantes de los distintos territorios involucrados en el área urbana de La Serena y son sus prácticas cotidianas y las formas de moverse en la ciudad las que han definido al Barrio como un margen en abandono asociado al río.

Esta situación se relaciona directamente con su contexto político-administrativo. Al ser parte de la Zona Típica de la ciudad está sujeto a normativas de intervención y protección centralizadas y aplicadas por diversos organismos públicos que trabajan sin una coordinación que asegure el adecuado cuidado y desarrollo sustentable del Barrio. Esta falta de coordinación y la poca claridad que existe en los roles de cada una de las instituciones mantienen a la ciudadanía en un estado de desinformación e inseguridad permanentes que dificulta el emprendimiento de acciones e iniciativas orientadas a mejorar sus precarias condiciones de vida. Junto con esta disfunción estructural de las autoridades centrales aparece el problema de la discontinuidad administrativa de los gobiernos e instituciones públicas en todas sus escalas de poder, como consecuencia de los constantes cambios políticos, lo que se ha traducido en la interrupción abrupta de las voluntades orientadas a la reducción del riesgo vinculado al deterioro del patrimonio material. Tal podría ser el caso del actual alcalde de La Serena, Roberto Jacob, quien tiene como uno de los ejes principales de su gestión el rescate de la memoria histórica de la ciudad, reflejado en la implementación de programas de recuperación de construcciones patrimoniales (2), convocando a organizaciones públicas y comunitarias. Sin embargo, esta voluntad se mantendría sólo hasta el término de su período de gobierno, transformándose esta situación en un nuevo riesgo para la comunidad del Barrio, al quedar susceptible todo su entorno material al abandono y al deterioro.

El problema del carácter patrimonial del barrio visto ahora desde una perspectiva de sus habitantes, encuentra otro factor de vulnerabilidad si consideramos su composición etaria y la propiedad de los inmuebles. Sus habitantes son en su mayoría personas de la tercera edad y propietarios de sus viviendas. Las disposiciones normativas para la Zona Típica les exige la mantención permanente de las fachadas de sus casas, además de asegurar su preservación, lo que incide en la reparación de elementos interiores estructurales y de protección. Al no disponer recursos se ven obligados a recurrir a instituciones públicas para solicitar apoyo económico, pero al ser propietarios de un bien raíz no se les permite tener acceso a ese tipo de beneficios estatales, ya que no cumplen con los requisitos de pobreza material estandarizados

Es aquí entonces donde nos encontramos con una paradoja que proviene de la concepción del patrimonio que existe en las esferas públicas de administración del territorio, y de cómo son los procedimientos asociados y los marcos legales que los regulan. El carácter patrimonial del Barrio y los instrumentos institucionales y normativos que buscan su protección y valoración, en su aplicación concreta y sumados a las condicionantes de acceso a los subsidios estatales, acaban por provocar el aumento progresivo de su deterioro material y social. Con esto, las condiciones de riesgo ante potenciales amenazas de origen sísmico y meteorológico, se han incrementado de forma sostenida, y por la incidencia de las acciones de los organismos públicos en esta acumulación de vulnerabilidades, es que debemos referirnos a estos eventos naturales como desastres socionaturales.


Prevención y mitigación del riesgo: Acciones de participación comunitaria en el fomento del Barrio Patrimonial y recuperación del tejido social

Desde el año 2010 entre pequeños grupos de la ciudadanía se comienza a tomar conciencia de la relevancia que tiene el patrimonio material e inmaterial de la ciudad para el mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades. Es así como ese año surge la agrupación ciudadana Cabildo Patrimonial, integrada por profesionales de diversos ámbitos, habitantes de las ciudad de La Serena cuyo interés por la protección, rehabilitación y valoración del patrimonio con la participación activa de la comunidad, los reunió en un proyecto común. En su búsqueda por lograr una transformación en la sociedad en cuanto a la idea que tiene sobre el patrimonio y con esto, generar acciones concretas de recuperación de los barrios patrimoniales con incidencia en las decisiones de las comunidades involucradas, es que se van desarrollando iniciativas y nuevas organizaciones sociales con esta misma orientación.

En este ambiente de movilización ciudadana por conquistar espacios de poder en los temas que les conciernen y afectan directamente, es que a mediados del año 2013 se funda la Organización de Fomento Barrio Almagro, integrado por miembros de la comunidad, en su mayoría mujeres de la tercera edad. Un factor relevante que impulsó la reunión de los vecinos en torno a estos intereses comunes fue el desarrollo en el Barrio del Plan Piloto de Recuperación de Fachadas del MINVU, gestionado en sus inicios por Cabildo Patrimonial, debido a que evidenció las necesidades que habían estado surgiendo en la comunidad, relacionadas con el deterioro de sus viviendas y los espacios públicos, y el debilitamiento del tejido social.

En el proceso de fortalecimiento comunitario donde los actores sociales han comenzado a identificar y desarrollar sus capacidades y recursos en vistas de sus aspiraciones y necesidades, podemos observar aspectos identitarios y procesos de territorialidad que han actuado como soporte de todas estas acciones, y que al momento de incorporarlos al problema de la vulnerabilidad ante posibles desastres socionaturales, podrían constituirse en elementos de prevención, mitigación y resistencia determinantes en la reducción de los actuales riesgos a los que está expuesto el Barrio y así, evitar que una catástrofe natural se manifieste en el territorio como un desastre. Sin embargo, para que esto ocurra es imperativo que en una primera instancia la comunidad tome conciencia del riesgo como tal, es decir, que evalúe las amenazas a las que se encuentra expuesta y cuáles son sus vulnerabilidades ante tales amenazas. De esta manera, las acciones colectivas que han comenzado a emprender tendrían una mayor coherencia con su realidad y podrían cohesionarse de mejor manera por un bien común sustentable en el tiempo. Al respecto se podrían mencionar dos iniciativas que han emprendido de forma organizada y que al no ser conscientes de sus condiciones de vulnerabilidad no cobran toda la fuerza y pertinencia necesarias para conquistar un mayor espacio de poder en los ámbitos públicos de decisión, dificultándose la concreción de los proyectos.

El primero busca recuperar el río Elqui a partir de la construcción de una costanera y un parque. Podríamos decir que esta iniciativa surge desde la identidad territorial y la memoria histórica del colectivo, ya que los conduce a reconocer intersubjetivamente al río como patrimonio natural en relación a las experiencias vividas en ese espacio. El río para los vecinos del Barrio es un lugar que antiguamente vinculaba los sectores norte y sur de La Serena al haber sido habitado como un espacio público de encuentro y recreación. Allí acontecía la vida cotidiana y se desenvolvían los lazos comunitarios. La identidad local es la que les permitió considerar como problemática la condición de límite a la que el desarrollo urbano y socioeconómico lo relegó, desconectándolo de la ciudad y abandonándolo a su deterioro. Si esta identificación del problema se asociara con la incidencia que ha tenido en la construcción de la vulnerabilidad de la comunidad ante posibles desastres, la voluntad que ha movilizado estas acciones sociales tendría un mayor alcance y entre sus objetivos se plantearía también la necesidad de reducir los riesgos para asegurar un desarrollo territorial seguro y sustentable.


Lo mismo ocurre con el segundo proyecto, el ya mencionado PPF, que si bien les ha permitido recuperar las fachadas de sus viviendas y mejorar el aspecto del Barrio, al haber sido gestionado en todas sus etapas por agentes externos, se ha dado por concluido de forma exitosa perdiendo de vista la urgencia de intervenir las construcciones en su estructura e instalaciones de servicios, para así preservar el patrimonio material que constituye el Barrio y mitigar los potenciales daños a los que están expuestos sus habitantes ante la ocurrencia de un evento catastrófico de origen sísmico y meteorológico. En este caso la comunidad ha tomado más conciencia de la vulnerabilidad que les provoca el deterioro material de sus viviendas, pero al permanecer la desinformación respecto de la importancia de la implementación de acciones preventivas ante desastres, sus acciones pierden la claridad de sus objetivos y no logran el alcance necesario para conseguir mejores condiciones de vida y bienestar común, a través de procesos de fortalecimiento comunitario.




Notas

(1) Columna de opinión realizada en enero de 2016 para optar a la aprobación del Curso Abierto de la Universidad de Chile "Vulnerabilidades ante desastres socionaturales".

(2) Programa Piloto de Recuperación de Fachadas (PPF), iniciativa cofinanciada por el MINVU y la Municipalidad, que contempla el mejoramiento de elementos no estructurales como cornisas y zócalos, además de la pintura de las fachadas. La reparación de la estructura de las viviendas no se consideró por la insuficiencia del subsidio público. El PPF se empezó a formular en el año 2013 y dio inició a los trabajos a mediados del 2014 y tiene vigencia hasta hoy gracias a la participación organizada  de los vecinos del Barrio.




viernes, 18 de marzo de 2016

Parque de Música para el Instituto de Música de P.U.C.

1. Introducción

El proyecto consiste en un complejo de teatros para la música en el Campus Oriente de la Universidad Católica, en la comuna de Providencia en Santiago, donde desde el año 2005, se encuentra la Facultad de Artes, a la que pertenece el Instituto de Música. En ese mismo año surge la iniciativa de convertir al Campus en centro de desarrollo nacional para el arte, en torno a la que proliferaron una serie de proyectos financiados en su mayoría por el Estado. En este marco es que el IMUC fundó el Laboratorio de Tecnología Musical (LATEM) y el Centro de Investigación de Tecnologías de Audio (CITA), y fueron acondicionados los pabellones que hasta hoy tiene por dependencias. Sin embargo, este escenario favorable para el desarrollo de la actividad académica, de investigación y de creación, no se manifestó de igual manera en el ámbito de la difusión cultural, aún cuando el IMUC desde su origen ha gestionado instancias de extensión artística, que cada vez son más. Esta carencia es la que está en el principio del proyecto: el problema está en definir un teatro universitario con vocación urbana, vinculado con lo que ha sido la tradición de la universidad chilena. Por lo tanto, la situación del proyecto se decidió fuese en el mismo Campus, teniendo en consideración su carácter urbano y el área de oferta cultural al que pertenece, que se extiende desde Avda. Jaime Guzmán hasta Avda. Irarrázaval (1).


(1) Plano de ubicación del Campus Oriente

2. Situación de contexto

2 . 1 .  Estructura del edificio preexistente: Programa y recorridos

Según la configuración del Campus en sus recorridos y orden programático (2), al modo del Monasterio El Escorial (3), de corredores perimetrales a patios interiores que según su experiencia devienen específicos –para ser reconocidos con un nombre: Patio de la Virgen, Patio de Música, Patio de Arte, Patio de la Biblioteca–, y de la disposición axial alineada de los programas públicos de mayor jerarquía –Acceso, Impluvium, Templo, Biblioteca–, se establece la primera intención del proyecto, de introducir a la música mediando una procesión a través de los patios interiores siguiendo el eje axial, que es lo mismo, la distensión de la situación del acceso desde el ámbito urbano habitual, al reflexivo eventual de la música, considerando al mismo tiempo la tradición de la universidad en Chile apegada al modelo europeo de estar incorporada a la vida urbana. De esta manera, se propone la situación del lugar para la música sea el jardín trasero mediando el acceso como conclusión de una procesión a través de la sucesión programática del eje axial, teniendo en consideración la ubicación del Instituto de Música y la posibilidad de que su condición de límite hacia el jardín devenga conector programático. Así, queda suspendida la pregunta por el carácter del lugar de música, de cómo se le construye el acceso específicamente, y de las relaciones a establecer con el edificio antiguo.


(2) Estructura programática y de recorridos del Campus Oriente


 (3) Monasterio El Escorial


2 . 2 .  Situación Cultural

Para abordar las preguntas sobre la definición del carácter del lugar para la música y del programa del acceso, y a cerca de la relación del proyecto con el antiguo edificio, se considera el imaginario del huerto monástico como variable cultural que ha de informar las decisiones del proyecto en cuanto a las atmósferas que involucra.
El jardín medieval tiene una doble estructura (4). Por un lado, está la del “jardín” (4B), entendido como la prolongación de los espacios definidos por la arquitectura, adoptando, por tanto, su estructura [1], al modo de las casas patronales tradicionales chilenas con sus patios interiores. Su estrategia de implantación en la geografía es de dominancia, imponiéndose una masa horizontal y longitudinal que es la casona (6). Este problema, abordado plásticamente por Richard Serra (5), es el orden de los patios interiores del edificio del Campus Oriente, con un carácter introvertido respecto a un paisaje mayor, donde toda la vegetación ha sido domesticada, y las vistas, restringidas a la arquitectura interior.
Por otro lado, está el orden del “parque” (4A), definido como el espacio abierto con una estructura propia, independiente a la de la arquitectura, de manera que si sus espacios o sus ocupaciones cambian, el parque sigue existiendo como paseo [2]. Es el orden del Viridiarum en el huerto medieval, una extensión natural que se libera de la cuadrícula, homólogo al carácter de la extensión de parque del Campus en el remate del eje axial, en el terminal de la Biblioteca. Allí la vegetación crece libremente y sus usos se asocian al deporte y a la meditación. La estrategia de implantación permite el libre paso de las aguas y la vegetación según la caída de la pendiente, estableciendo una relación contemplativa con el paisaje, tal y como sucede con el muro del Pecile en Villa Adriana, registrado por Le Corbusier en 1911 (7), y traduce plásticamente Richard Serra con muros hendidos en la topografía (8,9).
Entonces, el carácter del Conjunto de Música es propuesto como de un “parque”, y las estrategias de intervención quedan sujetas a la estructura recién mencionada del Viridiarum, tal que pueda existir de forma autónoma en su diferenciación respecto del orden de cuadrícula del Campus. De esta manera, los edificios, por su parte, se asocian a la tipología del pabellón, y teniendo en cuenta los distintos tipos de música que deben ser acogidos, el parque de música se plantea como un conjunto de tres pabellones que sirven, respectivamente, a la música acústica, a la electroacústica y a la música al aire libre.

(4) Doble estructura del monasterio: parque (A) y jardín (B)


(5) Richard Serra, La Mormaire, 1993                   (6) Casa Lo Contador, hacia 1937



(7) Le Corbusier, Pecile en Villa Adriana, 1911
(8) Richard Serra, Schunnemunk Fork, 1990-91               (9) Richard Serra, Shift, 1971-72


En lo que refiere al acceso, éste constituye la primera relación planteada entre el antiguo edificio y el parque de música, de índole programática, donde las situaciones acústicas que allí suceden involucran informal y tangencialmente a las situaciones que tienen cabida en el Campus. Por ello, estando el acceso dispuesto en el terminal del eje axial (10), se decide trasladar las salas de lectura de la Biblioteca al segundo nivel como ocurre en la Biblioteca de St. Genevieve de Paris (11), de modo que, pueda producirse la participación en los eventos de la música, extendiéndose la condición de teatro a los recintos del edificio antiguo, a la manera del Corral de Comedias español (12, 13).



 (10) Situación original y actual del patio trasero en Campus Oriente



(11) H. Labrouste, Biblioteca de St. Genevieve, Paris



(12) Origen teatro español. Corral de Comedias




 (13) Relación programática entre edificio antiguo y nuevo teatro exterior: situación del asomo


3. Variables y criterios del proyecto

3 . 1 .  Medida del sonido

Una primera aproximación a la determinación de los criterios proyectuales que fueran a orientar las decisiones del emplazamiento específico de los teatros, su formalidad, su materialidad, y su topología, consistió en el levantamiento de los datos relevantes para el ámbito sonoro y que desde esa perspectiva, permitieran plantear una hipótesis acerca de la estructura de las preexistencias. La presencia en el Campus del sonido emitido desde las aulas del Instituto, se definió como objeto de estudio, con la finalidad de determinar en qué medida el viento y los elementos tectónicos del edificio inciden en su comportamiento, para así establecer un primer campo problemático de introducción al proyecto.
El levantamiento del sonido preexistente (14) consistió en medir de forma sensible el alcance del sonido evaluando su intensidad respecto al distanciamiento de las fuentes de emisión, clasificándolos en frecuencias altas, bajas o mixtas. A partir de esto, se identificaron dos órdenes distintos de transmisión del sonido.
Uno (15), donde el sonido es transmitido por el viento al estar la fuente emisora alejada de superficies reflectantes, lo que ocurre en el centro de los patios interiores del Campus y en la extensión del parque. Allí el viento dispersa los sonidos, definiéndose las esquinas como momentos notables de intercambio de masas de aire, manifestándose entonces los sonidos como excitaciones aéreas diagonales, que al superar los 20 metros decaen en intensidad cualificándose éstos lugares como instancias reflexivas de silencio, teniendo por límite sonoro los 40 metros, distancia después de la que deja de percibirse el sonido. Por el contrario, en el segundo orden (16) son los elementos tectónicos del edificio los que inciden en la difusión, es decir, ocurre por reverberación ante la presencia de material. A ello se debe que en los patios del Campus la sonoridad sea de mayor intensidad en los perímetros. A partir de ésta lectura se hace patente que cada una de éstas formas de transmisión tiene su correlato espacial, correspondiendo, respectivamente, al centro de los patios del Campus, y a sus corredores perimetrales.
Entonces, desde los problemas de la transmisión, emisión y recepción del sonido, se propone una estructura acústica del parque (17) consistente en perímetros reverberantes de sonoridad patente, que están en contrapunto con extensiones abiertas de dispersión sonora, cuyo alcance es del orden de los 40 metros. El paseo transcurre asociado a un paisaje sonoro de distintas experiencias acústicas, vinculada a cada uno de los teatros. El recorrido acústico, asegurado por la sombra, también se describe como un perímetro reverberante, homólogo a los corredores perimetrales del Campus, donde las superficies de material reflectante cargan de sonido esos bordes. Son perímetros de árboles y de muros de contención que reciben los sonidos y los reflejan. Por el contrario, el centro de cada patio es un lugar de silencio y dispersión sonora, que supera los 20 metros considerados desde la fuente de emisión. Es la extensión definida por los bordes reverberantes, espacios abiertos presentes en las resultantes del recorrido ondulante del paseo.



(14) Levantamiento del sonido preexistente en Campus Oriente


 (15) Transmisión de sonido por viento


 (16) Transmisión de sonido por reverberación


(17) Esquema para propuesta de una estructura acústica del parque: perímetro y centro



3 . 2 .  Medida del recorrido en sombra y la vegetación

En la determinación de una estructura de recorridos para el parque se considera la medida acústica como supuesto previo, resultando imperativo para que ocurra el paseo a través de un paisaje sonoro, generar bordes de sombra y con condiciones de humedad apropiadas proporcionadas por la vegetación (18). La vegetación se define como un límite de configuración de los patios asociados a cada uno de los teatros, y al mismo tiempo, como el elemento que confiere continuidad al paseo, reconociendo la dimensión del largo como estructural del parque. En esos perímetros se generan las condiciones adecuadas para recibir el sonido emitido desde los pabellones, en tanto que los árboles se yerguen como barreras al viento (19), y al mismo tiempo, en cuanto bordes de sombra, pueden situarse lugares de estar para la escucha. Por lo tanto, el itinerario sonoro queda asociado al recorrido en sombra de las formas ondulantes de la vegetación (20,21), tal que ocurra el cruce de una topología acústica con una humana, al modo del Pabellón Philips (22).

Y en lo que se refiere al recorrido de acceso a través del Campus, el eje axial cuenta con una doble condición de corredores en sombra y corredores soleados, perimitiendo su alternancia según las estaciones del año, siendo en invierno favorable el borde poniente, y en verano el borde oriente.


 (18) Levantamiento de sombras e incidencia en la estructura de recorridos del parque


 (19) Barreras vegetales al viento



 (20) Esquema de estructura de recorridos del parque yuxtapuesta al itinerario acústico



 (21) Edificios como fuentes de sonido en relación a perímetros vegetales de contensión acústica


(22) Le Corbusier, I. Xenakis, Pabellón Philips, 1958


3 . 3 .  Proporciones del Campus en arquitecturización del parque

Las variables acústicas y de los recorridos se incorporan a la estrategia de configuración del parque de manera que pueda estructurarse en independencia respecto del edificio antiguo. Para ello, se reconoce la medida de los patios del Campus de 40 x 40 metros desde la perspectiva de su sonoridad sujeta a los 20 y los 40 metros (23), en el espesor de las partes del parque a través de muros longitudinales de contención en acero que generan lugares, formalizados a la manera de terrazas a partir de la manipulación de la topografía, según la estrategia de implantación del edificio antiguo, como se mencionó a propósito de La Mormaire de Richard Serra (5). Sobre éstos planos es que los edificios pueden ubicarse con mayor libertad. En la dimensión del largo del parque (24), las terrazas se sitúan siguiendo la caída de la pendiente, aprovechando las diferencias de nivel para la disposición de estares, es decir, aquí se utiliza una segunda tipología de muro, que es arquitectónica, los muros para la habitación (25), y que al mismo tiempo devienen receptáculos del sonido emitido en los teatros.
Los muros de contención van conectando las terrazas mediante el recorrido, al constituirse en rampas, el programa que se les asocia de foyer y salas de música menores, y por su condición de prolongar el sonido producido en cada uno de los patios, funcionando como tubos acústicos, pues dada su materialidad, y la estrechez, la absorción disminuye proporcional al aumento de las reflexiones (26). Y en el traspaso de una terraza a otra es que ocurre el vínculo del parque con un paisaje mayor al direccionar las vistas relevantes (27). Sin embargo, al ser la estrategia de emplazamiento de los pabellones el situarse en el sentido de la caída de la pendiente para permitir el libre paso de las aguas y generar zonas de humedad y vegetación en las zonas más bajas, estableciendo, al mismo tiempo, una actitud contemplativa ante el paisaje, se vuelve problemática la continuidad visual del parque. Por ello, se determina elevar parte de los edificios (28), con el fin de garantizarle al paseo su largo en tanto que dimensión que lo define. Y esta operación de elevarse los edificios en alguna de sus partes se rige por la estrategia de manejar los pesos en los cuerpos arquitectónicos, quedando las mayores extensiones de suelo ceñidas a la topografía, y las menores, suspendidas acusando más ligereza (29).


(23) Dimensión de la extensión del parque según la medida espacial del Campus


(24) Definición de terrazas según el sentido de la caída de la pendiente


(25) Terrazas en la dimensión del largo del parque y aprovechamiento de cambios topográficos con lugares de estar, disponiendo gradas. En el sentido transversal, los muros de contención van configurando las terrazas sobre las que se elevan parte de los pabellones


 (26) Tubos acústicos e influencia del ángulo de incidencia del sonido en el tiempo de reverberación



(27) Vistas importantes de vínculo con un paisaje mayor


 (28) Estrategia de elevar parte de edificios para conservar la continuidad visual del parque


(29) Estrategia en el manejo del peso en los cuerpos arquitectónicos: mayores extensiones de suelo ceñidas a la topografía, y menores elevadas y aligeradas



4 .  El Proyecto

Como ya se mencionó (30), el proyecto consiste en un Parque de Música donde los edificios obedecen a la tipología del pabellón, y su implantación se atiene al imperativo de conservar la dimensión fundamental del parque, que es su largo, sin perder la actitud contemplativa ante el paisaje, que ha determinado la estrategia de disponerse los edificios perpendiculares al sentido de la cota, de modo de permitir el libre paso de las aguas, la vegetación y la caída de la pendiente, para así, construir bordes de sombra y condiciones favorables de humedad en las terrazas. Los pabellones quedan sujetos al orden establecido por muros de acero que van configurando los distintos patios del itinerario acústico, donde cada edificio tiene un ámbito de influencia y responde a un tipo de música singular. Éstos son, el Teatro al Aire Libre, el Teatro Principal de música acústica y el Teatro Experimental de música electroacústica.
La materialidad predominante de los teatros se decidió fuese la madera por ser favorable para conservar la calidad del sonido (31), siendo los armónicos de las ondas reflejadas en éstas superficies casi idénticos a los de la onda original. Está presente en los interiores de los teatros cerrados y en la totalidad del teatro exterior, mientras que los cerramientos son en acero cortén para hacer de la geometría de los volúmenes, formas más netas que puedan relacionarse con el edificio antiguo.
A continuación se describe cada uno de los teatros.


(30) Esquemas de síntesis del argumento: (A) Estructura de la extensión del parque a partir de muros longitudinales de acero. (B) Estructura acústica del parque: borde reverberante y dispersión acústica central. (C) Disposición de edificios como focos de emisión sonora, direccionados según el recorrido del paseo y los estares. (D) Sistema de recorridos a través de los ámbitos de influencia de los edificios





4 . 1 .  Teatro al Aire Libre

Consiste en una membrana de madera en tensión suspendida sobre el patio de acceso al parque frente a la Biblioteca. Los músicos suben a la plataforma, y la audiencia puede estar tanto arriba como debajo de ella, pues la transmisión del sonido es directa a través del viento, y a la vez, por radiación de la membrana de madera, a la manera de un piano (33). Allí es donde ocurre la situación de asomo desde las salas de lectura hacia el teatro, involucrando programáticamente al edificio antiguo.
Su forma ovalada responde, por una parte, al programa de plataforma para la música que se abstiene de establecer usos restrictivos, y más bien, da cabida a situaciones informales o espontáneas, posibles por la doble curvatura y la disposición ocasional de gradas. Por otra parte, la forma se debe al sistema estructural que funciona como cúpula invertida sometiéndose los elementos principales de soporte a un esfuerzo de flexo-tracción que para cerrar el sistema requiere de un anillo perimetral indeformable de amarre que sigue la curvatura de la superficie generada. A la escala del objeto, el 

[1] GRIMM, Juan; Jardines: 1984-1999, Santiago, Chile, Ed. ARQ, 1999.
[2] Op. Cit.